Poros dilatados y piel grasa

Los poros permiten que los fluidos corporales de la capa inferior de la piel salgan a la superficie, que el oxígeno entre de la superficie al interior; permite que el fluido llamado sebo, importante para el equilibrio de la grasa, llegue a la superficie de la piel y tenga un aspecto saludable.
Los poros dilatados son muy susceptibles a las influencias externas. Como la grasa y la suciedad se acumulan en las fosas, provocando la formación de puntos negros y acné, se pierde su aspecto saludable. Cuando el tamaño de los poros dilatados se hace más grande, se produce un aspecto perforado y áspero en la piel.

Si la piel que rodea al poro se vuelve excesivamente grasa y pierde su elasticidad, el poro se dilata. El aumento del grosor y del número de pelos, el incremento de la suciedad acumulada en la fosa por la falta de la limpieza facial, el exceso de maquillaje y el no lavarse a tiempo son algunas de las razones por las que los poros se abren en exceso.

Por otro lado, las glándulas sebáceas superan sus funciones normales como consecuencia de diversos factores ambientales e internos y comienzan a producir mucha más grasa, este exceso de grasa se mezcla con la piel muerta y obstruye los poros. Como resultado de esta obstrucción, se dificulta el movimiento de la grasa, los poros se expanden para expulsar la grasa y, como resultado, comienzan a parecer más grandes que su tamaño normal. Ésta es sólo una de las razones por las que los poros aparecen grandes. Existen muchas causas por las que la piel se vuelve más grasa; como el estrés, la humedad, la genética y las fluctuaciones hormonales. Es útil consultar a un dermatólogo especialista para reducir la grasa y controlar el equilibrio de esta.
Las capas subcutáneas necesitan poros para satisfacer las necesidades de oxígeno y eliminar el exceso de líquidos. Debido a su pequeño tamaño, su aparición no molesta a la gente en condiciones normales. El tratamiento se debe hacer con el objetivo de apretar, no para cerrar.